lunes, 1 de diciembre de 2008

¡¡PAPÁ EL TREN SE PARÓ!!

CAPITULO UNO
Geógrafos e historiadores tristes dicen que esta historia jamás existió.
Algunos pueblos se separan por puentes, por canales de riego que distancian a ricos de pobres o por equipos de fútbol que los unen y los separan dentro de una cancha o en un bar. A este pueblo lo separó un tren.
La noche que Mercedes se transformó en Mercedes Este y Mercedes Oeste era una noche calurosa, de un verano sin lluvia.
Cuatro o cinco veces al año por Mercedes acostumbraba a pasar un tren de carga con destino a la capital. Un tren largo y viejo cargado de escombros o carbón.
Eran las nueve de la noche, el primero que lo vio fue Julio que estaba jugando a la pelota contra un paredón en la calle misiones a metros de las vías. En los pueblos hay dos cosas que atraen la curiosidad de todos: los incendios y los trenes. Salir a la calle con los viejos a ver pasar el tren es una costumbre que aprendes de pibe y seguís practicando de grande con amigos, novias o vecinos desconocidos. Julio corrió a su casa a los gritos: ¡¡Papá, Papá el tren se paró!! El viejo de Julio salió a la calle y poco a poco todos los vecinos salieron. El tren estaba parado, atravesando el pequeño pueblo y los maquinistas trataban de solucionar el problema. Mateo salió del bar “Entre copas” a chusmear y comenzó a gritarse con Rolando, dueño del bar de enfrente “La copa rota”, cruzando la vía:
- ¡quedaste del lado de los malos Rolando!
- ¡y vos del lado de los pelotudos!
Y así empezó la guerra, con una pequeña discusión un poco en broma y muy enserio. A la media hora eran varios de cada lado, con el tren de por medio era mas fácil putearse.
Para las doce, medio pueblo estaba del lado Este y medio del Oeste, algunos que habían quedado del lado equivocado optaron por dejar sus autos y cruzar por entre los vagones. Pero en un momento una agrupación autodenominada “Mercedes Libre”, ubicada en el lado Este prohibió el paso.
- Que te pasa Facundo mi casa queda del otro lado tengo que ir- se oyó gritar a un vecino taxista.
- vos elegís de que lado te quedas Armando- dijo el cabecilla de la banda –elegí- gritó mas fuerte, mientras los demás coreaban “Mercedes Libre, Mercedes Libre”
Armando cerró su taxi y cruzó al otro lado, fue el último.
A las cuatro de la mañana el pueblo seguía sin dormir, un auto había sido quemado del lado Oeste y las puteadas iban y venían.
Román despertó de un largo sueño, eran las cuatro y media del lunes cinco de marzo. Se lavo los dientes, la cara y salió a la calle. Estaba solo en su casa pero no se dio cuenta, camino varias cuadras hasta llegar a las vías, en el cruce de la calle Mendoza a diez cuadras de la Misiones. El clima era tan tenso como al otro lado del pueblo. Entre vagón y vagón se habían construido barricadas con ladrillos, escombros y maderas. El pueblo estaba separado en dos y en pie de guerra.
A las seis, hablo el intendente, quien vivía y trabajaba al Oeste de Mercedes. Fue un acto sencillo e improvisado en la avenida Roca, centro del pueblo
-tenemos que ser pacientes, en pocas horas llegaran desde Buenos Aires los mecánicos que repararán el tren y todo volverá a la normalidad- dijo
- no queremos eso- gritó un vecino, era Mateo – es lo mejor que nos pudo pasar, siempre molestaron los de aquel lado. ¿De dónde vienen los kilombos? ¿Quiénes nos dejaron en vergüenza cuando nos visitó el presidente en el 53? ¿Quiénes?- gritó.
El público lo aclamaba, todos aplaudieron.
-¡esto es Mercedes! – gritó envalentonado – el verdadero Mercedes – ¡hoy es un día importante para nosotros, basta de alimentar vagos, tenemos el municipio, el club, el agua, la escuela, la fábrica de embutidos, la comisaría!-
-no tenemos el banco – dijo uno.
-no lo necesitamos, abriremos uno nuevo, ¿quien sabe de números?-
-yo Mateo- Dijo Laura
A las siete de la mañana un grupo del Este tomo el banco y la única FM del pueblo.
-Estamos en asamblea permanente- dijo por la radio el líder, era Rolando – ese hijo de puta de Mateo y los suyos no se van a salir con la suya, hemos cortado los teléfonos, el gas esta a cargo de nosotros y los empleados fueron encarcelados por conspiración, hoy nace un nuevo pueblo: La Mercedes que todos soñamos sin la opresión del Oeste rico -muchos auto-convocados se fueron a la plaza con banderas improvisadas y cánticos recién inventados.
Rolando llegó la plaza a las 9 de la mañana, ya se había organizado una olla popular y la mitad Este del pueblo estaba ahí, las clases estaban interrumpidas y los trabajadores empleados de la fábrica del Oeste estaban todos reunidos con sus familias y sus perros.
Rolando dio las buenas nuevas: Serafín, el profesor de historia del pueblo era nombrado ministro de guerra y quedaba terminantemente prohibido el contacto con el lado Oeste.

1 comentario:

Unknown dijo...

QUE BUENO¡¡ ahora mis siestas tienen un sentido...AGUANTE EL OESTE¡¡¡¡